domingo, 27 de enero de 2013

Epílogo.

[Narra April]
- ¿No te dije que te querría para siempre? - susurró Harry mientras cenábamos a la luz de unas velas para celebrar nuestro aniversario de boda.
- En verdad nunca lo dudé - llené mi copa con un poco más de champán.
- Cuarenta años... - rió - parece que fue ayer mismo cuando viniste a verme de madrugada sin querer decirme la razón. Aunque yo sabía que querías volver conmigo.
- Qué creído.
- ¿Por qué si no ibas a hacerlo?
- Ya, tienes razón - reí - fue una locura lo que hicimos.
- Si te digo la verdad, me sorprendió que dejaras a tu novio ese mismo día para volver conmigo. Y me sorprendió mucho más que me pidieras matrimonio esa misma noche.
- No quería perder el tiempo - reí - sabía que tú no ibas a tener huevos de hacerlo y, ¿qué había de malo en que la chica se lo pidiera al chico?
- Menos mal que lo hiciste - cogió su copa y la alzó - Por estos maravillosos cuarenta años juntos y por muchos más.



Pues ya está. Muchas me habíais pedido que hiciera un epílogo porque no os había emocionado eso del final abierto así que aquí lo tenéis. Siento que sea corto, pero es que es un epílogo y su función simplemente es que sepáis que volvieron juntos y fueron requetefelices. Y bueno, para las que preferían el final abierto y se habían imaginado cómo seguía la historia pues que ignores esto y ya está.
Muchas gracias de nuevo y ala, a ser felices todas :) 
Os quiere,
Macarena Tomlinson xxxxxxxxxxxxxxxx.

domingo, 13 de enero de 2013

Capítulo 32.

[Narra April]
- Timmy, cariño, pon la mesa. - dije desde la cocina.
- Hazlo tú.
- Vamos, Timmy, ayúdame un poco.
- Lo haré solo si dejas de llamarme así, joder April, tengo 16 años, ya vale de "Timmy" ¿no?
- No - reí - nunca pararé porque para mí siempre serás el niño de cuatro años al que crié.
- Está bien - se levantó bufando - ¿quiénes vienen?
- Lindsay con Dylan y la pequeña April, los tíos Lou y Dels con los terremotos, los tíos Zayn y Perrie con las princesitas, los tíos Liam y Dani con el pequeñín y los tíos Niall y Arizona.
- ¿Y Tyler y Summer?
- Tyler ha ido a comprar algunos ingredientes de última hora para la comida y Summer está jugando con sus muñecas arriba, tú prepara la mesa.
Era 26 de octubre de 2024 y nos íbamos a reunir todos para celebrar el 28 cumpleaños de mi hermana.
En los últimos diez años había llegado a ser la bailarina más solicitada en todo el mundo, de forma que había bailado en miles de escenarios y para miles de artistas distintos. A causa de eso, Timmy y yo estuvimos viviendo una temporada en US sin Lindsay ya que ella se independizó a los 20 años. Ahora ya me había retirado y me dedicaba a dar clases en una academia de danza y todo iba sobre ruedas. 
En este tiempo había conocido a Tyler, mi pareja, un neurocirujano de 36 años que me quería y me cuidaba como nadie lo había hecho nunca y habíamos tenido a una preciosa niña llamada Summer que era idéntica a él y que ahora tenía tres añitos. Y aunque Tyler y yo no nos habíamos llegado a casar después de ocho años de noviazgo, éramos una gran familia.
- Por cierto, ¿va a venir Stacy? - pregunté y se rió.
- ¿Te imaginas?
- ¿Por qué no? Es una comida familiar y ella es tu novia.
- No me hagas reír, por favor - dijo entre risas - Stacy simplemente fue un rollo de un mes.
- Timmy no seas así, me recuerdas a... - paré justo cuando me vino su imagen a la cabeza. Habían pasado diez años, ocho meses y doce días desde que lo vi por última vez y habían sido los mejores de mi vida. Sin él había cumplido mi sueño y había logrado lo que más quería en el mundo: ser feliz.
- ¿A Harry? 
- ¿Cómo sabes su nombre?
- Hombre, estuvo presente en mi vida.
- ¿Te acuerdas de él?
- No.
- ¿Entonces?
- Hace tiempo tuvimos que hacer un árbol genealógico para la clase de español y me puse a buscar fotos de nuestros familiares, entonces encontré cuatro álbumes de fotos en los que ponía "Harry". Dos de ellos estaban llenos con fotos vuestras e incluso algunas eran recortes de revistas y periódicos, otro solo contenía fotos de él conmigo comparando nuestros parecidos y el último era de más fotos de él, pero con Lindsay, los titos y eso. 
- ¿Los guardaste de nuevo en su sitio?
- Sí - carraspeó - ¿qué pasó? Parecíamos muy felices.
- Simplemente lo que no está destinado a ser, no debe ser. 
- No quieres hablar del tema ¿no? - negué con la cabeza y volví a la cocina, pero ya no podía parar de pensar en Harry. La última vez que lo vi fue en la boda de Jay y Dan, recordaba haberlo arropado y haberme ido enfadada. Desde ese día corté todo tipo de relación con él, le eché de mi vida aunque seguí viendo al resto cada día. ¿Qué habría sido de él?
Estaba intentando imaginarme cómo iría ahora su vida, ya que los chicos no me había hablado nunca de él, cuando Timmy me dijo que faltaban cubiertos. Mierda. Ahora tendría que ir corriendo a comprar más.
- Timmy, vigila la comida y a Summer.
- O la comida o Summer, las dos cosas no puedo.
- ¡Timmy, que es tu hermana! - técnicamente era su sobrina, pero como yo había criado a Timmy como si fuera mi hijo, él mismo prefería llamar a Summer su hermana.
- ¿Cuándo sé que la comida está hecha?
- Pruébala y cuando esté buena de sabor la apartas del fuego - dije subiendo las escaleras para coger a Summer y llevarla conmigo. Entré en la sala de los juguetes, que había cambiado muchísimo de decoración desde que compré esa casa junto a... bueno, junto a Harry. Cogí a mi hija por la espalda y me la llevé en brazos a la planta de abajo. Le recogí su pelo largo y rubio en dos colas altas y le puse su abrigo rosa favorito con su gorrito y sus guantes a juego. - Hasta luego. 
Nada más poner un pie en la calle cogí su pequeña mano y empezamos a pasear hacia el centro de la ciudad. Una vez comprados los cubiertos u unos cuantos caprichos para Summer, pasamos por delante de Hyde Park y fue entonces cuando mi niña se volvió loca y comenzó a correr detrás de las ardillas.
- ¡No te vayas muy lejos! - dije sentándome en un banco y siguiéndola con la mirada.
- ¿April? - la voz pertenecía a una figura que permanecía delante de mí. No podía ver su cara porque el sol me lo impedía, pero reconocí esa voz grave y rasposa al momento.
- Harry - dije fingiendo alegría.
- ¿Cómo estás? ¿Cuánto tiempo hace que no nos vemos? ¿Diez años?
- Casi once - dije mirándolo de arriba a abajo. Su pelo estaba exactamente igual, pero tenía arrugas alrededor de los ojos. Además de eso, no había grandes diferencias de cómo lo recordaba.
- ¿Estás aquí con tu marido? Tyler, ¿no?
- No es mi marido - reí nerviosa - pero, ¿cómo sabes que se llama Tyler?
- Porque una vez que has estado en el centro de los cotilleos no sales nunca - rió - de vez en cuando hay fotos tuyas con él en las revistas. ¿Cómo es que no lo sabes?
- No compro ese tipo de revistas desde que lo dejamos. - Fue entonces cuando me fijé en el niño pequeño que tenía agarrado a su pierna, mirándome con unos ojos verdes enormes tapados por unos rizos perfectos. - No estamos casados, es mi novio.
- Ah - dijo sin apartar su mirada de la mía - pero tenemos una hija, Summer, está ahí persiguiendo a las ardillas - la señalé y ella nos saludó. - Y este debe ser tu hijo - dije sonriendo al pequeño.
- Oh no, no, este es Bejamin, el hijo de Grimmy. Lo estoy cuidando mientras él y su mujer están buscando una casa y en el ratito antes de una entrevista. - se agachó y lo cogió en brazos.
- ¿Y tú qué? ¿No hijos? ¿No esposa?
- No, nunca me olvidé del todo de una chica que conocí en una discoteca, ¿puedes creértelo? 
- No, la verdad es que no. - ¿Por qué había tenido que decir eso? Se suponía que él ya era un hombre hecho y derecho y lo primero que hacía después de diez años sin vernos había sido recordarme que me quería, que yo le había querido. Me puse nerviosa y llamé a Summer. En cuestión de segundos ya estaba cogida de mi mano. Me despedí de Harry y volví a casa.
Una hora después llegaron Louis y Delilah con los mellizos Valerie y Luke, de cuatro años, y Adam, de dos. Sus hijos habían salido idénticos a ella, eran unos auténticos terremotos y se pasaban las horas haciendo el tonto y riéndose. Les siguieron Danielle y Liam con Taylor, de dos años, que era todo lo contrario a los hijos de Lou y Dels, era el niño más tranquilo que había visto en mi vida. Después llegaron Niall y Arizona, que estaba embarazada del que sería su primer hijo y, por último llegaron Zayn y Perrie con sus hijas Sierra de cinco años y Nathalie de tres. Esas niñas eran preciosas, tenían el pelo moreno y los ojos tan azules como los de su madre, eran bastante calladas pero en confianza y si se unían a los pequeños Tomlinson, eran imparables. 
Nos sentamos todos en las dos enormes mesas que había preparado y nos pusimos a comer. Cuando íbamos por el postre, Timmy encendió la tele y se me paró el corazón al ver a Harry en la pantalla. Automáticamente todos me miraron, todos menos Tyler y los enanos.
- Ah es verdad - dijo Louis para romper un poco el silencio que se había formado - Harry tenía hoy una entrevista.
- ¿Para qué? - preguntó Timmy.
- Durante esta semana nos han estado haciendo entrevistas individuales por la noticia que hemos dado de que íbamos a sacar un disco recopilatorio para que hablemos que cómo nos ha cambiado la vida - contestó Liam. Se hizo un nuevo silencio y escuchamos con atención lo poco que quedaba de entrevista.

- Dime, ¿la quisiste? - preguntó la entrevistadora.
- Estuve con ella, claro que la quise.
- Y después de que todo acabó, ¿la seguiste queriendo?
- Aunque a veces me cueste aceptarlo, sí - suspiró y la sigo queriendo.
-¿Y por que no luchaste? ¿Por que no hiciste algo para volver con ella? 
- ¿ De que me hubiera servido? Si yo sabía que a pesar de quererla lo nuestro ya no podía ser, si a veces intentamos e intentamos aun sabiendo que era inútil y llegamos a ese punto en el que nos dimos cuenta de que ya era suficiente. Está de más decir que la quise, que lo que viví con ella fue precioso y que como se lo prometí a ella más de una vez: no la voy a olvidar nunca. Y quizá ella hoy me odie, quizá sus hermanos me odien porque piensan que fui un tonto que nunca la quiso y todas esas estupideces que dicen las personas que no saben nada, pero nadie sabe lo mal que lo pasé por ella , nadie tiene una idea de las sonrisas que me sacaba con el simple hecho de ver que me hablaba y puede ser que sí me halla equivocado, que algunas cosas las halla hecho mal, pero yo la quería, de verdad, la quería y eso lo puedo discutir con quien sea. - carraspeó - Por un tiempo intenté fingir que no me importaba, que ella era libre de hacer su vida y yo la mía, por un tiempo creí haber superado todo lo vivido, hasta que la vi, la vi riendo con su hija, la vi feliz y entendí que por más que pase el tiempo nunca dejaré de quererla, nunca podré olvidarla completamente y hoy que ya pasó un tiempo, que ya crecí lo suficiente, te puedo decir que la amé, que fui el hombre más estúpido del mundo por haberla perdido, que quizás la tenía que haber aguantado un poco más, pero las cosas fueron así. Hay relaciones que no tienen salvación y el querernos tanto nos hizo demasiado mal, por eso la dejé ir.
- ¿Crees que ella ahora está con alguien que realmente la merezca? 
-No sé si la persona con la que está la merece, ¿quién soy yo para decirte eso? Yo le hice sufrir tantas veces que sería un idiota si opinara con respecto a su relación, pero a la persona con la que esté solo le pido que la cuide, que la quiera, que la respete, que no la haga sufrir, que le saque tres sonrisas por cada lágrima que yo le saqué y si ese hombre es capaz de hacer eso, si esa persona puede hacerla feliz y amarla la mitad de la que yo llegué a hacerlo, tiene todo mi respeto. - Danielle apagó la tele y seguimos en silencio. No podía creer lo que acababa de pasar, lo que acababa de decir. Qué precioso todo, ¿no? Me iba a echar a llorar de un momento a otro y no sabía cómo salir de ahí.
- Vaya, ese tío sí que saber querer a alguien - dijo Tyler - la chica esa es muy afortunada - me sentía incómoda.
- Lo es - dijo Zayn.
- Es verdad, vosotros sois amigos de ese tío - dijo mi novio con una sonrisa - ¿de quién está hablando?
Él y ella. - dijo Louis para hacerse el interesante - Parece una historia más de chico conoce a chica y después de un par de giros del destino acaban juntos. Pero ni él era un chico normal, ni ella una chica corriente. Juntos aprendieron a enamorarse de nuevo, a creer en algo que creían que no era para ellos. Juntos comprendieron que el tiempo no existía, que tan solo era un invento para separarlos. Comprendieron que la distancia no es un obstáculo, sino más bien una prueba que iban a superar, juntos, siempre juntos. Comprendieron que los kilómetros eran razones para luchar y que el día de mañana esos kilómetros se convertirían en besos.  Creían en las historias improbables, no en las imposibles. Creían que si querían, podían. La gente no lo entendía, ellos a veces tampoco. Muchos pensaban que estaban locos y no se equivocaban, pero eso a ellos les daba igual porque mientras los demás se dedicaban a condenar su historia, ellos se dedicaban a soñar con los mapas, sí los mapas, cada día tendrían un destino, un destino que plasmarían en su álbum de fotos, lleno de recuerdos, de fotos en blanco y negro que les daría más y más fuerza para seguir luchando por su historia, por su amor, por su magia. 
- Pero luego él se comportó como el capullo que era antes de conocerla. - dije.
- Y ella perdió toda la confianza en él, le dio la razón a todos los que habían estado en contra de la relación y se negó en rotundo a darle una oportunidad. - añadió Delilah.
- Que intenso todo - dijo Tyler sin tomárselo muy en serio.
Esa misma noche no pude dormir. No paraba de recordar cada segundo que viví con Harry y, por desgracia, recordé que todos fueron perfectos. Incluso los de las peleas, porque esos eran momentos en los que nos decíamos todo lo que sentíamos de verdad. Recordé cada viaje, cada beso, cada sonrisa. Y lo supe, simplemente lo supe.
- Bueno - dijo Harry parando para beber un poco de té. - ¿Qué ha pasado?
- ¿A qué te refieres?
- ¿Qué te ha hecho venir a verme a las 4:37 de la madrugada después de que no hayamos visto hoy por primera vez después de diez años? ¿Qué pasa? - sonreía, pero su tono era serio. Lo miré y luego recorrí su salón con la mirada. - April.
- No sé - balbuceé y él se pasó la mano por sus rizos, que eran más cortos pero que aun así le quedaban genial. - Hoy estaba paseando con mi hija y, como si fuera cosa del destino, te acercaste a mí. Luego estaba almorzando con mi familia y, de pronto, como si el destino quisiera reírse más de mí, apareciste en mi tele diciendo cosas preciosas y esta noche no podía dormir, así que me puse a buscar cosas viejas y encontré la bufanda que llevaste en nuestro primer Halloween juntos. - sonreí al recordarlo.
- Es cierto - rió - nos hiciste disfrazarnos a Ed y a mí como Ron Weasley y Harry Potter mientras tú ibas de...
- Hermione - finalicé su frase y él asintió.
- Exacto. No tenía ni idea de que tú te quedaste esa bufanda. - Entonces miró hacia otro lado y supe que Harry ya no estaba ahí conmigo, se había ido al pasado para revivir ese momento. Enseguida se desembobó. - Yo me hubiera quedado contigo.
- Harry...
- Amigos. Siempre amigos, ¿todavía hablas con Ed?
- Intenté quedar contigo meses después de la boda, pero nunca tenías tiempo. - Entonces recordé que no había sido yo la que había querido romper todo tipo de relación, sino que él me evitó durante mucho tiempo y ya simplemente lo dejé ir. 
- No era especialmente fácil ser tu amigo después de todo lo que pasó, April. Pero me alegro de que hayas venido a verme aunque no me quieras decir la razón.
- Me voy ya.
- Pequeña...
- No me llames así.
- April, no sabía qué hacer. Las fans se metían contigo y tú tenías tus ensayos y yo la banda. Estaba frustrado y asustado.
- ¿Y qué crees que me pasaba a mí? Recibía mensajes horribles de gente que no siquiera conocía, me bombardeaban los paparazzis, me dedicaba a visitarte cuando estabas de tour y a ensayar, me distancié de mis hermanos. Me quedaba contigo porque te quería, había muchas otras cosas en mi vida, pero solo me importabas tú. 
- La cagué. Arruiné la única cosa estable y bonita de mi vida, pero te sigo queriendo. Te quiero más que a cualquier cosa. Llevo diez años, ocho meses y doce días sin ti, cada mañana me despierto y me duele echarte tanto de menos. No puedo ni imaginarme cómo será el resto de mi vida sin ti.
- Demasiado tarde, yo tengo novio y una hija.
- Pues será como mi hija también, ya sabes lo mucho que quise a Timmy, podré quererla igual. Y podremos tener nuestros propios hijos.
- No, Harry, es demasiado tarde.
- ¿Recuerdas cuando te prometí un "para siempre"? ¿Cuando te dije que nunca te dejaría ir? - asentí.
- Sí, y nunca lo cumpliste.
- Pues va siendo hora de hacerlo porque voy a demostrarte que cuando se habla de amor, nunca es demasiado tarde.



Holis.
Final abierto pa vuestro body, ahora ya os imagináis vosotras cómo serán sus vidas a partir de ahora y eso.
A ver... muchas gracias a todas las que habéis leído esta novela aunque solo haya sido una capítulo o abierto el link.
Me gustaría mucho escribir otra porque me gusta mucho cuando comentáis por Twitter o por aquí que os gusta o que os hago felices, pero no voy a hacerlo por varios motivos: 
1) Después de tres novelas no tengo imaginación para más.
2) Debo centrarme en mis estudios, que bachillerato es una cosa seria y necesito nota.
3) Después de mucho tiempo tonteando, he empezado a salir con un chico y creo que es hora de que viva mi propia historia súper chachi pistachi con él.
Y si estas tres razones no son suficientes pa vosotras, lo siento, pa mí sí.
Gracias a todas las que habéis comentado y a las que no y en fin, no sé qué más decir. Ha sido un placer y bla bla bla. 
Os recuerdo que me tenéis en Twitter para absolutamente todo lo que queráis y que os quiero mucho mucho muchísimo,
Macarena Tomlinson xx.

sábado, 12 de enero de 2013

Capítulo 31.

[Narra April]
No entendía qué me estaba pasando ni por qué había dicho todo lo que había dicho a lo largo de la noche, no sabía ni qué pensar. Por un lado quería volver con él y por otro, matarlo.
El trayecto en taxi fue silencioso e incómodo, pero aun así decidimos ir a su habitación a tomarnos la última copa.
- Lo que no entiendo es cómo has salido adelante después de la ruptura y todo lo que te habrán dicho las fans, yo no habría podido. - dijo Harry mirándome fijamente.
- Tú has sobrevivido a la fama, eso es algo más difícil. - rió y se sentó en el sofá, yo lo imité. Bebió un poco más de su copa y dirigió la vista al techo.
No creo que haya sobrevivido del todo. Mis antiguos amigos dicen que he cambiado. Dicen que no soy el mismo, que les cuesta ver al Harry de antes, ignoran mis llamadas y ya hace casi dos que no sé nada de ellos. Cuando vuelvo a casa, aunque sea por poco tiempo, paso por sus casas para ver si están, pero nada. A lo mejor es cierto que he cambiado… supongo que me he convertido en un idiota que solo disfruta del mundo de la noche, de una chica distinta cada cierto tiempo y que es incapaz de estar con la persona con la que más quiere del mundo por miedo a cambiar de verdad.
- Siento lo de antes.
- No te disculpes, es la verdad. Eres una de las siete personas que son totalmente sinceras conmigo, todas las demás me dan la razón en todo por ser Harry Styles.
- Pues esas personas son gilipollas - rió - Lo digo en serio. - bebí un poco de la copa que me había servido Harry hacía ya unos minutos. No sabía cuantas llevaba en toda la noche, pero empezaba a sentirme distinta y notaba que Harry también.
- De nada.
- No he dicho "gracias".
- Pero me lo debes por haberte salvado de un capullo que sólo Dios sabe qué te hubiera hecho.
- Sin ti podría habérmelas arreglado sola perfectamente.
- Sí, claro - rió - ¿Qué hubieras hecho?
- Le hubiera dado una paliza.
- Me hubiera gustado verlo. - Me levanté con dificultad y me puse delante de él. Levanté mi pie para darle una patada en los huevos, pero él fue más rápido que yo. Soltó su copa velozmente, me cogió por la cintura y me tiró con él. Entonces, empezó a hacerme cosquillas.
- ¡Harry, para! - dije entre carcajadas.
- ¡Me ibas a dejar estéril!
- ¡Me dijiste que te hubiera gustado verlo! - dije jadeando.
- Pero, ¡¿cómo has pensado que me hubiera gusto verlo en mí?! - rió.
- ¡Y yo que sé! - reí - ¡Para, no puedo respirar! - sin parar de reír, cogí sus manos y lo paré. Ahí fue cuando me di cuenta de lo cerca que estábamos. - Supongo que así es como lo haces con todas - dije intentando evitar su mirada.
Solo aprovecho las oportunidades que me brinda la vida. Me podría llevar a cualquiera a la cama. Incluso a ti.
- Ya lo hiciste hace mucho tiempo y no volveré a caer, sobretodo porque me demostraste lo de que te puedes llevar a cualquiera a la cama, solo que no pensaba que lo harías incluso estando conmigo.
- ¿Qué te apuestas a que esta noche acabamos en la misma cama? - dijo acercándose.
- Estás cayendo muy bajo, Harry.
- ¿Por qué?
- Me has propuesto un reto sabiendo que lo aceptaré.
- No - mintió.
- Me conoces demasiado.
- Y tú a mí, así no tiene gracia.
- No sé ni qué hago aquí, será mejor que me va... - Un beso. Me estaba besando. Él estaba encima de mí, presionando levemente nuestros cuerpos mientras apoyaba los brazos a los lados para no aplastarme. Movió sus labios con destreza sobre los míos mientras yo acariciaba su cuello. Tenía que admitir que besaba increíble, pero eso no podía ser, me estaba dejando llevar por la borrachera y no podía a acabar en la cama de Harry, no otra vez. Me separé y lo empujé para que se quitara de encima. - Harry, estamos borrachos así que para, por favor.
- Ni de coña - intentó besarme de nuevo, pero me levanté. Y nos quedamos mirándonos. - Eres todo lo que odio en una chica: impaciente, cabezota, solitaria, fumadora...
- Lo dejé por ti, te lo recuerdo - le interrumpí.
- Será que lo dejaste gracias a mí - suspiré - pero eres tan perfecta, April... creo que eso es lo que más odio de ti.
- Anda, me voy a dormir - se levantó con dificultad e intentó llegar a la cama, pero no pudo así que lo agarré por la cintura para que no se cayera.
- No, no te vayas.
- ¿Por qué? - dije harta de todo.
- Porque hoy he rechazado a una chica y ¡madre mía si estaba buena! ¿Sabes por qué lo hice?
- No - suspiré cansada.
Porque me puse a compararla contigo. - en ese momento me quede paralizada, ¿cómo podía estar diciéndome esto después de lo que me hizo? - Me he dado cuenta de que no tenía nada que ver contigo. Me tienes loco, April. Tú, tu preciosidad, tu risa, tus labios y todo. Y desde hace demasiado tiempo ya.
- ¿Y a Cara la comparaste conmigo? ¿Y qué paso? ¿Era idéntica a mí o algo? Harry, no sabes lo que dices, estás borracho.
- Los borrachos nunca mienten - carraspeó - April, ni yo mismo sé por qué lo hice. Solo sé que eres perfectamente inaguantable y que... - lo solté en su cama y se estiró. - Arrópame, por favor - reí y lo hice. - Cuánto lo había echado de menos.
- Buenas noches - me giré pero cogió mi mano para que me girara y le mirara de nuevo.
- Dame un beso de buenas noches.
- ¿Y me dejarás irme?
- Y te dejaré irte. - suspiré un poco enfadada y me incliné, pero cuando estuve a punto de darle un beso en la mejilla giró la cara y se convirtió en un pico.
- ¡Harry! - me separé enfadada.
- Lo siento - rió e inmediatamente carraspeó mucho más serio.
- April.
- ¿Qué quieres? - dije cabrada. 
- Me gustaría pedirte perdón por todas las veces que la he cagado, esas veces que te he hecho llorar y esas que he borrado tu preciosa sonrisa de la cara. Sabes que lo único que intento es hacerte sonreír, hacerte disfrutar y hacerte reír. Siento todo lo que te haya molestado, no era mi intención. Sabes que no soy perfecto y que tampoco me gustaría serlo, lo siento. - suspiró - Nos lo pasábamos muy bien juntos, ¿no? - preguntó con una sonrisa triste - Fuimos felices durante mucho tiempo...
- Harry, ya es demasiado tarde. No intentes nada ahora.
- April, ¿si el 4 de abril de el año pasado hubieras sabido que ocho meses después romperíamos y que el 14, bueno, desde hace unas horas, 15 de febrero estaríamos tal y como estamos, hubieras salido conmigo de todas formas? ¿Habría valido la pena?
- ¿Por qué preguntas eso ahora? - pregunté en un susurro.
- Porque yo sí que hubiera salido contigo de todos modos, todavía pienso que esos ocho meses merecieron la pena.
- Harry, ya basta.
- ¿Cuánto tiempo hemos estado sin vernos? ¿Dos años? Te he echado mucho de menos.
- Harry, rompí contigo hace dos meses y por eso no hemos hablado hasta hoy, solo el día ese del supermercado. Me engañaste con otra, capullo. - nuestros ojos conectaron y el siguiente insulto que iba a salir de mi boca murió en mi garganta. Nunca había visto sus ojos tan claros o tan verdes comparados con el rojo que ahora sustituía al blanco de sus ojos.
- No puedo dormir, April, sin ti no es lo mismo. Todas las noches intento acurrucarme con cosas como la almohada y, una vez, con Louis - reí - No bromeo. Pero, sinceramente, todo apesta sin ti. Si hoy estamos juntos, es porque los chicos me hicieron venir a la boda y prometerles que estaría alejado de ti. 
- Eso es porque saben perfectamente que haces todo lo contrario de lo que les prometes. - reí ante lo listos que habían sido.
- Te necesito, April, me completas. Encajamos como piezas de un puzzle - suspiró frustrado - Sé que nunca encontraré a nadie tan perfecta para mí como tú y, si me das otra oportunidad, te prometo que haré todo lo posible por ser perfecto para ti.
- Sí que puedes encontrar a alguien como yo o incluso mejor que yo, ya me lo demostraste.
- Vamos, Cara no significó nada para mí.
- ¿Y por qué lo hiciste?
- Supongo que echaba de menos mi vida de soltero, mi vida de chaval de 19 años. 
- Entonces no sé de qué te quejas, porque la has recuperado.
- Me quejo porque no estás conmigo, la quiero de nuevo pero contigo.
- Pues yo no quiero nada contigo.
- Oh vamos, ¿no echas de menos cada segundo que pasábamos juntos? ¿No recuerdas cada momento? ¿No quieres vivirlo todo de nuevo?
- No puedo confiar en ti.
- ¿Qué puedo hacer para que lo hagas?
- Nada, la confianza no se recupera nunca.
- Si estabas enamorada de mí, sí. ¿Lo estabas?
- Mucho, es por eso por lo que no puedo recuperarla, porque tú, la persona que más quería, me hizo trizas.
- ¿Y por qué te enamoraste de mí?
- Ya lo sabes, antes solíamos hablar de canciones e íbamos en busca de la que algún día sería nuestra canción. Solíamos hablar de cómo y cuándo nos conocimos, de cómo acabamos locos el uno por el otro, y aun sigo sonriendo por ello. Hablábamos de mis miedos, en especial a la alturas, ¿quién me iba a decir que me ibas a hacer volar? - suspiré - Y es que tú y yo volamos muy alto. Hablábamos de las vueltas de la vida, de lo rápido que va el mundo, y también de lo rápido que podíamos pararlo en cada beso. Solíamos hablar de las heridas, de las cicatrices del pasado y parecían doler menos, otras en cambio se disipaban, y parecían no haber existido, aunque también solíamos descubrir alguna nueva, alguna que volvía a doler pero entre copas y, sobre todo entre besos, apagaban todo lo malo y eso me hacía mucho bien. Solías abrirme los ojos, me demostraste que había tiempo para todo, que no toda la historia estaba escrita, y que de vez en cuando podíamos comenzar de nuevo. Poco a poco nos hicimos fuertes y de fuertes pasamos a invencibles. Supongo que por cosas así, acabe enamorándome de ti.
- Vale - dijo confuso, seguro que no se esperaba eso - no podré hacer que vuelvas a confiar en mí, pero puedo demostrarte que te sigo queriendo.
- ¿Cómo?
- Puedo comprarte cosas bonitas como anillos de diamantes, pero eso no tendría ningún significado. No puedo darte la casa con la que has soñado toda tu vida, pero si pudiera, la construiría yo mismo, estaría todo el día ahí fuera creando nuestro propio hogar. No creo que sería un buen soldado, no me va eso de ser violento y cruel, no sé cómo luchar, pero derramaría sangre si alguien intentara hacerte daño. - suspiró - Te escribiré una canción. Así es como sabrás que te sigo queriendo y sabrás que simplemente no puedo seguir adelante sin ti.
- No quiero una estúpida canción. - En su cuarto disco apareció una canción muy polémica llamada "Write You A Song" y digo polémica porque solo los chicos y yo sabríamos que hablaba de esta conversación mientras que las fans inventaban teorías sobre su significado. Pero eso, es otra historia.
- Vamos, yo tengo tu amor y tú mi canción.
- ¿Y tu amor no? ¿Qué pasa? ¿Que vas a ir dándoselo a todas?
- No seas así, sabes que no es cierto.
- No lo sé y tú tampoco.
- Lo único que sé es cómo ser un buen hombre para ti y, hasta que muera, eso es lo que haré.

lunes, 7 de enero de 2013

Capítulo 30.

[Narra Harry]
- Que no se te olvide.
- No, tranquila - le guiñé un ojo y le di un beso en la mejilla, miré hacia April y me dirigí a la zona VIP con prisa, cuando estuve allí me senté a su lado, muy pegado a ella, y le di una de las copas. El tío quitó la mano de su pierna en milésimas de segundos.
- Ya estoy aquí - canturreé - Siento haber tardado tanto, es que había mucha gente - April me miró confusa y yo le guiñé un ojo, pasé uno de mis brazos sobre sus hombros y miré al tío - ¿Y tú eres...?
- Jordan - dijo desconfiado - ¿Estáis juntos?
- Sí - dije rápidamente antes de que April arruinara todo - Y yo que tú me iría antes de que esto acabara mal. - Jordan se levantó bufando y se alejó. Mientras, yo aproveché y bajé mi mano hasta la cintura de April. Oh Dios, cuánto echaba de menos esa cintura. Ella puso su mano sobre la mía y entrelazó nuestros dedos.
- Vigila donde tocas - dijo secamente y sin mirarme. ¿Después de pasar un día maravilloso conmigo ahora se hacía la dura? Reí mirando de reojo cómo Jordan se iba a la barra a hablar con la chica que me había ligado antes mientras él nos observaba. - Harry, quiero estar sola. Vete con los chicos o lígate a alguna vieja desesperada, pero vete.
- Será gilipollas... - murmuré.
- Ya no me estás escuchando. No sé si lo recuerdas, pero esa era una de las razones por las que discutíamos - ala, venga, encima se ponía a recordarme que ya no estábamos juntos.
- Está en la barra vigilándonos.
- ¿Crees que querrá comprobar si estamos juntos? - asentí - Normal que no se lo crea, se ve a la legua que algo no está bien entre nosotros.
- Pero yo sé actuar muy bien.
- No me hagas reír. - reí, tenía razón. Una cosa buena de que hubiéramos roto era que ya no discutíamos, algo extraño porque antes de salir juntos lo hacíamos sin parar.
- Bebe, más vale que te emborraches esta noche. Si no, te arrepentirás de lo que vamos a hacer.
- ¿No hay paparazzis? - preguntó mirando por todos lados.
- Si los hubiera, no me habría ni acercado a hablar contigo porque empezarían los rumores de que hemos vuelto - suspiró aliviada. Aunque enseguida pensé que nos podrían haber fotografiado mientras nuestro paseo por la mañana. - Lo que pasa en Doncaster se queda en Doncaster - dije con una sonrisa tranquilizadora para que confiara en mí. Sin decir media palabra, cogió su copa y dio un gran trago. Sonreí satisfecho. Quizás si bebía un poco y llegaba a tener cierto puntito, podría conseguir que confesara si sentía algo por mí o no. Cogí la mía y la imité, luego le besé la mejilla. - Ríete - susurré - Imagina que te estoy contando algo divertido - en cuestión de segundos oí una leve risa. Dios, podía conmigo.
- Eres un capullo y te odio por lo que me hiciste, que lo sepas - susurró antes de besarme la oreja.
- Te he pedido perdón mil veces, pequeña - reí y besé su nariz.
- Si esto es una excusa para volver conmigo o intentar algo conmigo, juro que no te volveré a hablar en mi vida.
- No soy de esos - suspiró.
- ¿Cuánto tiempo tendremos que estar así?
- Hasta que se vaya, ¿por qué? ¿No echabas de menos estar así conmigo?
- Sí, pero también me duele. - no me esperaba esa respuesta para nada. ¿Tanto rencor me tenía? ¿Tanto me odiaba? - ¿Por qué coño has venido? Le podría haber echado yo sola. - apoyó su cabeza en mi hombro.
- Estabas dejando que te manoseara, April - besé su cabeza.
- ¿Y si yo quería que lo hiciera? - le miré extrañado - No, no quería - reí - pero tampoco quería fingir esto porque me incomoda y me hace revivir cosas.
- Piensa que muchas chicas morirían por estar en tu lugar.
- Yo ya he estado en ese lugar y mira qué ha pasado.
- ¿Qué te pasa?
- ¿A qué te refieres?
- No estás igual que esta mañana ni que en la boda, desde que hablaste con mi madre te has vuelto sosa y odiosa. ¿Qué te pasa?
- Nada.
- April, como ex novio, y ahora novio falso, tuyo que soy, debes contarme qué te pasa.
- No te importa, ya no - cogió mi otra mano, la que no estaba en su cintura y empezó a acariciarla.
- Sabes que no soporto verte así. - no se inmutó - ¿Vas a contármelo?
- No - suspiré. De repente un escalofrío recorrió toda mi espalda y millones de recuerdos aparecieron de nuevo. Era April acariciándome la mano con sus largos y finos dedos. Me concentré en ella. La verdad es que no se estaba tan mal así, no sabía de qué se quejaba. Una agradable sensación de calma y tranquilidad se apoderó de mí haciendo que relajara todos mis músculos, me sentía como cuando estábamos juntos en el sofá viendo una peli. Examiné cada milímetro de su cuerpo haciendo que mis ganas de volver con ella aumentaran un poco más. Sacudí mi cabeza. No podía permitirme pensar de esa forma, no podía permitirme volver a cometer ese error, no podía permitirme hacerle más daño. Miré a Jordan de reojo y todavía seguía con la vista puesta en nosotros. - Vaya puto pesado - gruñó. La miré y me perdí en sus ojazos verdes.
- Bésame.
- ¿Eres gilipollas? 
- Bésame, así nos dejará en paz.
- No voy a besarte, Harry.
- ¿Por qué?
- Porque cuando rompimos me hiciste prometerte que no nos veríamos nunca más y nos vimos dos semanas después, pero eso no fue bastante, hoy nos hemos vuelto a ver. Y creía que no iba a pasar nada, que en dos meses y seis putos días lo habría superado del todo, pero me equivocaba. Harry, no es que te odie, es que todos los recuerdos que tenemos me duelen. Me duelen mucho. Y si te beso... si te beso será como acabar conmigo misma, será revivir demasiadas cosas.
- Te entiendo perfectamente, pero si quieres que pase de nosotros, tendrás que hacerlo. Si te sirve de consuelo, yo me sentiré exactamente igual así que tranquila, no pasa nada, solo hazlo.- Me miró durante unos instantes y después se acabó la copa de un solo trago. Volvió a mirarme y sin esperar ni un segundo más, posé mis labios sobre los suyos. Empecé a moverlos despacio mientras bajaba mi mano a su cintura y ella rodeaba mi cuello con sus brazos. Sus labios eran demasiado irresistibles. Esa era la millonésima vez que los probaba y, por alguna extraña razón, sabía que no me cansaría nunca de ellos. Mientras que nos besábamos sentía como si el mundo se redujera a nosotros, y podía ver diapositivas de todos y cada uno de los momentos que vivimos juntos. Todos. Entonces noté como me mordía suavemente mi labio inferior y se separaba de mí.
- Ya basta.
- ¿Pretendes que pare después de que me muerdas el labio?
- Sí - dijo secamente poniendo su mano en mi pecho para pararme. Miramos hacia la barra y comprobamos que Jordan ya no estaba allí. - Ala, ya está - se levantó y cogió su bolso - Me voy al hotel.
- Voy contigo. - refunfuñó y empezó a caminar hacia una salida. La seguí empezando a examinar de nuevo su cuerpo, tenía que dejar de hacer eso o me iba a volver loco, pero es que era imposible ni fijarse en el movimiento de sus caderas al andar.
Cuando salimos fuera, nos encontramos con un pequeño callejón iluminado por unas cuantas farolas. April avanzó un poco y se quedó parada a pocos metros de la acera donde empezó a rebuscar en su bolso hasta que encontró su móvil. Lo miró un par de veces y lo volvió a guardar. Me acerqué a ella y noté como estaba temblando así que me quité la chaqueta y se la puse sobre sus hombros. Ella, como si pareciese darse cuenta ahora de que estaba allí, se giró para mirarme con dureza.
- No tengo frío.
- Estás temblando.
- Te digo que no tengo frío. - me quedé así, detrás de ella, mientras la veía agachar la cabeza y abrazarse a sí misma para intentar entrar en calor. No soportaba verla así, era todo lo contrario a ella. Parecía tan vulnerable… Noté como empezaba a tiritar más así que la rodeé con mis brazos por la espalda estrechándola contra mi pecho. Froté mis manos contra sus brazos y cuando las dejé quietas, noté las suyas debajo de las mías separadas por la tela de mi chaqueta. - Que no tengo frío.
- Que estás temblando.
- Déjame en paz, por favor.
- No creo que pueda hacerlo.
- ¿Y por qué no? 
- Porque no quiero que te pase nada.
- Pero es que estar así contigo me hace más daño que cualquier otra cosa.  - suspiró - Déjame.
- No.
- ¿Es que no lo entiendes? Vuelve a la discoteca y líate con todas mientras puedas.
- ¿Por qué estás así conmigo?
- Porque te odio.
- Mientes.
- No.
- Sí, te conozco y sé que mientes, ¿qué coño he hecho?
- Nada.
- ¿Entonces por qué estás así? Solo quiero ayudarte, que lo nuestro sea una relación normal, que volvamos a ser amigos - rió y se separó de mí.
- No digas eso.
- Pues dime que te pasa.
- Harry... - suspiró.
- Dímelo.
- Es simplemente que te conozco, te tengo muy calado ¿vale? Un día estás bien conmigo, como si no pudieras vivir sin mí, y al otro me engañas con cualquiera. Además, ya me lo advirtieron tus fans y todo el maldito mundo, ¿crees que eso es agradable? ¿Crees que puedes hacer conmigo lo que haces con una larga lista de tías? No voy a ser una más para nadie. Si crees que puedes venir a abrazarme y a darme tu chaqueta para que después me acueste contigo o volvamos, vas muy equivocado. Y no, no pienso permitirme el lujo de perdonarte porque sencillamente no puedo perdonarte por lo que hiciste, no puedo perdonar al hombre que me prometió ser la única y que cuando me descuidé ya estaba prometiéndoselo a otra. - esas palabras fueron como si me pegaran un tiro en el corazón. ¿Tan detestable era? Yo nunca había pensado en ella como en una más, nunca quise que se sintiera así. ¿Era así como me veían los demás? ¿Como un imbécil mujeriego que solo utiliza a las mujeres para sexo? ¿Cómo alguien que no puede tener una relación seria? Lo peor era que lo había demostrado. Ahora era yo quien me odiaba. April había sido la primera chica con la que había ido de buenas sin planearlo, solo por mi bien, porque la quería, pero aún así yo lo había echado todo a perder. Y había sido a lo grande. Me quedé paralizado frente a ella mientras nos mirábamos. Intentaba buscar las palabras adecuadas, palabras que le demostraran que en el fondo ella era mucho más para mí que una cualquiera, palabras que le hicieran creer que de verdad me importaba, palabras que dejaran de mentir tanto a ella como a mí. - No quiero nada tuyo, Harry, no más. - se quitó mi chaqueta y me la dio bruscamente. Dicho esto, empezó a caminar hasta llegar a la carretera y alzó la mano para que un taxi que venía hacia ella parara. Pero no lo hizo. Caminé hacia ella preocupado, pero paré al recordar lo que acababa de decirme. Ella insultó al taxista y después se sentó de golpe y dirigió la vista a su bolso. Rápidamente lo abrió, sacó su teléfono y lo tocó unas cuantas veces hasta que se quedó quieta, supongo que mirando algo. Luego se maldijo a ella misma.
- ¿Qué pasa? - pregunté después de acercarme a ella.
- No pude hacer nada - dijo entre sollozos.
- April, cálmate y dime qué te pasa.
- Harry - me miró - Fue culpa mía, no lo supe ver. No supe ver que no eras feliz del todo. Fue culpa mía. Y lo peor es que no me di cuenta, ¿cómo es que no lo hice? Soy gilipollas. - me senté a su lado y le puse la chaqueta sobre los hombros.
- Tranquila, respira.
- Soy gilipollas por dejar que eso pasara, es todo culpa mía.
- No, yo no te hubiera engañado si no hubiera querido así que deja de culparte porque no te llevará a ningún lado.
- Claro que no, ya no somos nada.
- April, siento haberte hecho tanto daño.
- No, ahora no me hagas esto - dijo sin parar de llorar - Vete - suspiré.
- Me voy a quedar contigo, ¿me dejas?.
- Diga lo que diga te la va a sudar y vas a hacer lo que te salga de los huevos. - reí y pasé mi brazo por sus hombros, acercándola más a mí. Ella continuó llorando mientras yo le acariciaba el pelo. Levantó la cabeza y se secó unas cuantas lágrimas mientras sorbía por la nariz e intentaba no volver a llorar de nuevo. Me arrodillé delante de ella e hice que me mirara a los ojos alzando su barbilla con mi dedo índice. Mi mirada se encontró con la suya haciendo que me quedara aturdido por unos cuantos segundos. Maldita sea, hasta con todo el maquillaje corrido por la cara era preciosa. 
Eres un desastre, se te ha corrido todo el maquillaje. - dije secando algunas lágrimas y limpiando los restos de rímel con mis dedos. Nos quedamos en silencio mirándonos mientras y yo iba secando sus lágrimas hasta que ella habló.
- No tenías por qué haberte quedado.
- Ya lo sé, lo he hecho porque me has dicho que no lo hiciera - rió - además, a veces la gente hace las cosas porque quiere. Sin esperar nada a cambio, ¿sabes? - Después de unos segundos de silencio donde se limitó a mirarme a los ojos, suspiró y me apartó la mirada.- ¿Volvemos al hotel? Yo tengo una habilidad increíble para pillas taxis. Además, ahí dentro no estaba haciendo nada, no me echarán de menos. - April asintió, le ayudé a que se levantara y esperamos hasta que parara un taxi. 
Durante el trayecto ninguno de los dos dijimos nada. Yo porque estaba demasiado ocupado pensando en por qué seguía tan jodidamente enamorado de ella y April… bueno, ella no lo sé.

domingo, 6 de enero de 2013

Capítulo 29.

[Narra Harry]
Me monté en el coche y antes de arrancar para poner rumbo a Doncaster llamé Grimmy.
------- CONVERSACIÓN TELEFÓNICA ----------
- Hola bombón.
- ¿Estás ya allí?
- Ni loco.
- ¿Cómo que ni loco?
- No voy a colarme en la boda de la madre de tu mejor amigo.
- Claro que sí.
- No, va a estar lleno de gente mayor.
- Ya, pero dijiste que vendrías, por eso voy más feliz.
- Y por eso te llamé anoche y te dije que estaba acatarrado.
- Tío.
- Y que tenía diarrea.
- No voy, no voy a conocer a nadie.
- April irá.
- Por eso quería que vinieras, para no estar solo.
- ¿Hola? Van a ir Louis y su novia, Liam y su novia, Zayn y su novia y Niall.
- Sí, pero tal y como has dicho, Louis estará con su novia, Liam con su novia y Zayn con su novia.
- ¿Y Niall?
- Quizás Niall pueda ayudarme a ligar.
- ¿Por qué es tan importante para ti ligarte a alguien en esa boda?
- Porque llevo dos meses y seis días sin comerme un puto rosco y porque April va a estar y quiero darle celos.
- A lo mejor las hijas de los asistentes están buenísimas, chaval.
- Voy a colgar.
- Vale bombón.
------- FIN DE LA CONVERSACIÓN -----------

[Narra April]
Ahí estaba yo, un 14 de febrero montada en un tren con destino a Doncaster. Había dejado a mis hermanos con mi tía Emma y me disponía a pasar un encantador fin de semana en mi ciudad natal. ¿La razón? Jay, la madre de Louis, y Dan, su novio, se casaban ese día y me habían invitado así que, aprovechando que la boda tendría lugar en un hotel, había cogido una habitación para pasar más tiempo en la ciudad.
Esta emocionada porque iba a ver a Jay por primera vez en mucho tiempo y, por supuesto, porque iba a ver a Harry después del encontronazo en el supermercado.
- ¿Qué vas a hacer cuando veas a Harry? - preguntó Danielle, que venía conmigo porque Liam se iría directamente desde Wolverhampton.
- Saludarle y actuar normal, tal y como hicimos el mes pasado en la tienda.
- ¿Crees que será incómodo?
- ¿Tú lo crees?
- Hombre, cuando Liam y yo lo dejamos no lo fue, pero claro, nosotros no terminamos tan mal como vosotros.
- Viéndolo así...
Una hora y media después ya estábamos en la estación. Llevábamos nuestros vestidos en la típica bolsa para que no se arrugaran y los tacones en una pequeña maleta de viaje. Como la boda era al atardecer, decidimos ir directamente al hotel Ye Olde Bell Hotel para dejar las cosas allí y así pasar la mañana paseando por Doncaster. Lo que no nos esperábamos era que, al salir de la habitación y bajar a la recepción para irnos, nos cruzáramos con Harry. Llevaba un traje en una bolsa igual que la nuestra, estaba despeinado y tenía puestas unas gafas de sol. Pasó por mi lado sin pararse a saludar así que lo paré.
- Hola, Harry - dije sonriendo. Se paró en seco, se giró y se quitó las gafas. Me quedé paralizada al ver sus preciosos ojos verdes y su perfecta cara sin nada de acné. Al ver que era yo sonrió de manera que sus hoyuelos salieron a la luz.
- ¿Qué hay? He debido de pasar sin verte.
- Sí.
- No me acordaba de que venías a lo de Jay y Dan - mintió. Sabía perfectamente cuando Harry me mentía, lo tenía muy calado y por su expresión deduje que se acordaba perfectamente.
- Ya - suspiré - ¿Cómo estás?
- Bien, bien.
- Me alegro - sonreí - Por cierto, felicidades atrasadas.
- Gracias - sonrió más aún.
- ¡Ya tienes veinte años! - dije entusiasmada.
- ¡Yuju! - reímos.
- Dani y yo íbamos a pasear por la ciudad y tomar algo por ahí, si... te apetece... - nos miramos en silencio - Bueno, no te molesto más.
- No, no, si yo... - miró alrededor - sí, voy con vosotras.
- Bien.
- Voy a dejar mis cosas en mi habitación y ahora bajo.
- Perfecto.
- Sí - desapareció escaleras arriba y me giré para hablar con Danielle, que se había sentado en uno de los sillones que había en el recibidor.
- ¿Cómo ha ido la cosa?
- Incómoda.
- Te lo dije.
- ¿Sabes que es lo peor? - negó con la cabeza - Que intenta quedar por encima, intenta fingir que ya no siente nada.
- ¿Y si no lo siente? - Mierda. Habían pasado más de dos meses de que lo dejamos ¿y si Danielle tenía razón? No, no podía ser. Me negaba a que eso fuera así, no podía perder a mi enano para siempre, no. Entonces le sonó el móvil y lo cogió, se separó para hablar y volvió al minuto - Liam ha llegado.
- ¿Ya?
- Sí.
- ¿No se iba a retrasar?
- Ha cogido el primer tren para pasar más tiempo conmigo.
- Ah.
- Me voy a la estación a recogerle.
- ¡No me puedes dejar sola con Harry!
- ¿Cómo que no? Te lo has buscado tú solita. - Dicho esto me dio un beso y se fue. Tenía razón, yo misma me había metido en un lío totalmente innecesario. ¿Qué hacía yo ahora paseando y tomando algo con mi ex? 

[Narra Harry]
Ver a April en el hotel me había descolocado. Había planeado pasar de ella durante todo el fin de semana, pero visto lo visto sería imposible. Desde que la vi en la tienda no había dejado de pensar en ella, bueno, desde que la conocí no había dejado de pensar en ella.
No había cambiado nada desde la última vez que la vi. Bueno, algo sí: yo tenía un año más y ella estaba incluso más guapa. Cumplir un año me había hecho madurar, que April me dejara me había hecho madurar. No en el sentido madurar en plan convertirse en un viejo, no, solo había madurado en cuanto a las relaciones.
Bajé hasta la recepción y la vi sentada nerviosa en un sillón del recibidor.
- ¿Y Danielle? - pregunté nada más acercarme a ella, April dio un respingo y se levantó.
- La ha llamado Liam diciendo que ya ha llegado y se ha ido a la estación a recogerlo - Me aguanté la risa. Estaba claro que lo que ella quería era pasar tiempo conmigo y pedirme que volviéramos juntos de nuevo. Pues si quería eso, tendría que rogármelo.
Pasamos toda la mañana paseando por Doncaster, me recordó a cuando yo la llevé a Holmes Chapel y le iba señalando cada rincón en el que tenía una anécdota porque ella iba haciendo eso. La única diferencia era que ahora ya no íbamos cogidos de la mano y eso se hacía duro, me costaba la vida no entrelazar mis dedos con los suyos o robarle un beso de vez en cuando. Nos pusimos al día de todo lo que había pasado en nuestras vidas y lo pasé bastante mal porque mi vida seguía exactamente igual mientras que ella no para de contarme cosas de sus hermanos y sus logros personales. Me contó todas las tonterías o cosas graciosas que había dicho o hecho Timmy y me contó que Lindsay estaba saliendo con el idiota que la dejó plantada aquella vez que quedaron. Yo solo pude hablarle de nuestro tercer disco, que iba a salir en unos meses y que contenía varias canciones que había escrito sobre nuestra relación como por ejemplo "Rhythm Of Love". Nos lo pasamos asombrosamente bien, pensaba que iba a ser muy incómodo o que no íbamos a parar de echarnos las cosas en cara pero me equivocaba, estuvimos riendo todo el rato. Cómo había echado de menos su risa.
Finalmente llegó la hora de la boda y nos fuimos a nuestras respectivas habitaciones a prepararnos. Yo fui al jardín del hotel, donde se celebraba la boda, nada más ponerme el traje. Allí estaban Louis y Delilah con Dan, las hermanas de Louis y familiares de ambas familias.
Iba saludando a todas y cada una de las personas que iban entrando porque conocía a la mayoría y entonces vi llegar a April. Estaba preciosa con el vestido que había elegido (este), le marcaba cada curva de su precioso y deseable cuerpo y el maquillaje que había elegido la hacía más perfecta de lo que era si es que eso era posible. Estaba simplemente deslumbrante. Delilah también estaba preciosa (iba así) y Danielle también (así), pero April era mi debilidad y todos lo sabían. Me saludó de lejos con la mano y yo hice lo mismo.
- Qué guapo estas - dijo después de mirarme de arriba a abajo.
- Gracias, tú también - dije nervioso - Bueno, vamos - puse mi mano en su cintura con mucho cuidado por si se sentía incómoda, pero no la quitó ni me dijo nada así que la dejé. Todos los presentes o casi todos sabían que había pasado entre nosotros y nuestra situación gracias a las revistas del corazón así que al vernos así de bien nos miraban sorprendidos y confundidos, sobre todo mi madre y los chicos, que eran los que sabían perfectamente por lo que había pasado estos últimos meses sin April.
Nos sentamos en una fila de sillas blancas que estaban en el lado correspondiente al de la novia, justo al lado de Liam, Danielle, Zayn, Perrie, Niall y Delilah. Jay le había pedido a Louis que fuera su padrino así que él la iba a acompañar al altar. Nada más dejarla en él, le dio un beso en la mejilla y se apartó un poco emocionado. El resto de la boda no pude evitar comentar con April lo patético que era ver a un tío de 22 años llorando.
- Yo los declaro marido y mujer, puede besar a la novia - dicho esto, Jay y Dan se besaron y los asistentes aplaudimos con energía. Después empezó el convite.
Durante toda la cena no pude evitar ver cómo April enseñaba a bailar a los niños pequeños que estaban invitados. Nada más que terminó de bailar con Louis, se sentó a mi lado.
- Me alegra mucho que ya no tengas el problema con el acné.
- Gracias - sonreí - a mí me alegra que hayas superado lo de bailar fuera del trabajo.
- Vaya, sigues siendo un capullo.
- Y tú una sosa.
- ¿Qué más se te ocurre?
- Roncas.
- Yo no ronco.
- Que sí.
- Que no.
- Sí.
- Pues tú también.
- Yo por supuesto.
- Y tus pies son enormes y cuando te despiertas se te quedan los rizos de punta, estás ridículo.
- Tú sí que eres ridícula, tu Beatle favorito es Ringo. 
- Y a mucha honra.
- Joder - rió.
- Ringo es el mejor.
- Ringo es... - Entonces me dio por quitar mi mirada de la suya y vi a Louis haciéndome señas desde el otro lado de la pista de baile improvisada - ¿Me disculpas?
- Claro - me levanté y fui hacia donde se encontraba mi mejor amigo.
- ¿Qué coño estás haciendo?
- Muy bonito tu discurso y tal eeh.
- Muchas gracias, pero ¿qué coño estás haciendo?
- Nada.
- ¡Llevas toda la tarde pegado a April! ¡Tío! ¡Ya no estáis juntos, dale un respiro!
- Es ella la que está conmigo.
- ¿Sí? ¿Cómo es eso?
- Pues esta mañana nos encontramos en el hotel y me preguntó si iba con ella a comer.
- ¿Por qué hace eso?
- Supongo que querrá que lo nuestro sea como una relación normal de amigos.
- Y tú no quieres.
- Obvio que quiero.
- No, tú no quieres ser su amigo porque estás enamorado de ella.
- ¿Cómo sabes cuando estás enamorado?
- Cuando sonríes al verle, cuando sonríes cuando te habla o te mira. En general, si sonríes mucho cuando estás con ella. Cuando lo único que necesitas para desconectar de un día de mierda es que te hable, un simple conversación con ella. Cuando le buscas con la mirada y cuando le tienes cerca y te pones nervioso y no sabes qué decirle. Cuando se te para el mundo si simplemente dice un "tonto". Es simple, ¿verdad?
- Sí, pero lo difícil es sentirlo y que no te duela.
- Si de verdad estás enamorado, te dará igual todo lo que duela y lucharás por ella aunque sea imposible. Ahí es cuando te das cuenta.
- ¿Cómo sabes todo eso?
- No lo sé, simplemente te he contado lo que yo siento por Delilah y como yo estoy enamorado de ella, pues supongo que será algo así.
- Pues estoy enamorado de April, nunca he dejado de estarlo y voy a luchar por ella.
- No creo que debas hacerlo.
- ¿Por qué?
- Os quiero muchísimo a los dos, pero vuestra relación os destruía.
- Me da igual, no me importa si acaba conmigo, por lo menos seré feliz de haber vuelto con ella.
- Tío.
- ¿Qué? - dije molesto.
- Está hablando con tu madre.
- ¿Cómo? - me giré asustado y vigilamos la conversación desde donde nos encontrábamos.

[Narra April]
Me gustaba ese ambiente, me gustaba eso de que las familias de los chicos fueran una sola familia y de que yo perteneciera a ella porque hacía mucho tiempo que no tenía una. Me encantaba sentirme arropada por Maura, Jay y Trisha, me encantaba fangirlear con las hermanas de Liam y, a pesar de mi ruptura con Harry, con Gemma. 
Había disfrutado muchísimo a lo largo del día con Harry aunque estaba confusa porque tenía una mezcla de sentimientos horrorosa. Por un lado era despertarme cada mañana y ver que no estaba o buscar en mi móvil y ver que hacía meses que no me llegaban sus mensajes o que cuando lo miraba ya no existía ese brillo en sus ojos o esa sonrisa cómplice. Era ver parejas por la calle y pensar "yo podría estar así ahora mismo", era escuchar esa canción que hablaba de dos y que se me hundiera el pecho y se me empañaran los ojos. Quedarme embobada mirándole y que me empezaran a bombardear recuerdos en la cabeza o escribir su nombre sin querer, o dedicarle sin darme cuenta cada tweet, cada canción que bailaba, cada frase... digamos que por un lado simplemente lo echaba de menos y que por el otro, no quería saber nada de él.
Un voz dulce y alegre me sacó de mis pensamientos.
- ¿Puedo?
- Claro - dije sonriendo pero extrañada de que se hubiera acercado.
- Estás preciosa.
- Gracias, Anne, tú también.
- Sé que mientes - rió.
- Oye, quiero pedirte perdón por haber dejado a tu hijo.
- No, la que tiene que pedir perdón soy yo. Bueno, en su nombre. Sé que él te lo habrá pedido miles de veces, pero lo que ha hecho no tiene nombre.
- Tú no tienes que disculparte por nada.
- Entiendo lo que hiciste, yo también lo hubiera hecho... es solo que os he visto juntos toda la tarde y he recordado lo bien que estabais, no sé.
- Ya, yo también lo recuerdo, pero no creo que vaya a volver con él nunca, Anne, es por cuestión de principios.
- Lo sé y lo entiendo, tranquila, solo quería hablar contigo del tema para que supieras que no estoy enfadada ni te guardo rencor ni nada. - Entonces miró a algo detrás de mí y se levantó, me giré y vi a Harry de pie. - Me ha encantado hablar contigo, April, hasta luego.
- Igualmente, adiós Anne. - Se fue y Harry se sentó donde había estado durante toda la noche.
- Esto está muerto, Lou ha pensado en que nos vayamos a una discoteca que hay por aquí, ¿vienes?
- ¿Le sentará bien a Jay y Dan?
- Ya hemos hablado con ellos y dicen que no les importa, además solo nos vamos nosotros nueve.
- Entonces perfecto.

[Narra Harry]
Cuando llegamos a la discoteca la cosa cambió totalmente. Estaba llena de niñas de 18-24 años y eso, eso era el paraíso. Llevaba dos meses sin contacto de ningún tipo con una chica, por lo  que digamos estaba un poco desesperado. 
Todos fueron a la zona VIP y yo me dirigí directamente a la barra para pedir una copa y entrar en ambiente. Mientras esperaba a que me la trajeran, miraba atentamente al sitio donde hacía unos segundos estaban todos y donde ya solo quedaba April. Entonces una chica se acercó a mí, era rubia, bastante guapa y tenía un cuerpo de infarto. Vamos, lo que yo necesitaba para empezar a pensar menos en April. Empezamos a hablar y, además de darme cuenta de que era bastante tonta por ciertos comentarios que hizo, me apuntó su número en una servilleta. Ahí fue cuando me dio por mirar a nuestro sitio en la zona VIP para ver si April estaba bien y vi que un tío se le acercaba. Mi corazón se hizo trizas solo al pensar que April ya me había olvidado del todo y que se podía liar perfectamente con él, entonces me fijé en que ella no le prestaba nada de atención aunque él insistía. Nada más que me dieron mi copa, pedí otra más.
- Oye guapa, ¿qué te parece si lo dejamos para otra noche?
- ¿Pasa algo? - entonces vi cómo el tío le ponía la mano en la pierna. Si seguía así, lo mataba. Debía haberle dicho a esa chica que sí pasaba algo, que me moría de celos, que estaba tremendamente enamorado de aquella tímida chica que estaba sentada sola en la zona VIP, pero en lugar de eso mentí.
- No, es que mañana trabajo. - cogí la servilleta con su número y me la guardé en el bolsillo - Te llamaré - cogí las copas que me había traído el camarero y repasé mentalmente lo que había planeado hacía unos segundos.

domingo, 30 de diciembre de 2012

Capítulo 28.

[Narra April]
A la mañana siguiente cuando bajé para desayunar Harry ya no estaba, había dejado las mantas dobladas en el sofá y se había ido. ¿Y si era verdad eso de que no quería volver a verme? Joder, era gilipollas. Él y yo, los dos lo éramos.
Louis vino a recoger sus cosas tres días después. Yo debía tener unas pintas horribles ya que al verme puso cara de preocupación. La verdad era que no había salido de casa en esos tres días, había pasado ese tiempo sentada en el sofá mirando por la ventana y solo me movía para hacer la comida a mis hermanos. Le había explicado a Lindsay el por qué de la ruptura y parecía haberlo entendido, pero a Timmy le había dicho que Harry había tenido que irse fuera del país durante un tiempo. Me había alejado de Twitter y todo tipo de redes sociales e incluso había dejado de comprar periódicos o revistas del corazón por si salían fotos de Harry con otras chicas. Sí, había sido yo la que lo había dejado pero el dolor era enorme, que lo hubiera dejado yo no significaba que tuviera que sufrir menos.
Louis metió las cosas de Harry en su coche y entró de nuevo para despedirse de mí. Al verme sentada en el sofá, se acercó y se sentó a mi lado, mirándome fijamente por unos instantes.
- No te voy a preguntar cómo estás porque es obvio que estás absolutamente destrozada.
- Gracias.
- Y si te sirve de consuelo, Harry está igual.
- No me sirve de consuelo, se merece eso y más.
- ¿Por qué dices eso?
- Porque me prometió mil cosas y yo me las creí como una imbécil, me prometió un "para siempre" y mira cómo estamos ahora.
- Cuando dicen "para siempre", no sé en qué piensan la mayoría de las personas. Un "para siempre" siempre tiene su fin, por eso yo nunca se lo he prometido a nadie, ni siquiera a Delilah - carraspeó - Los ochos tumbados, son infinitos que tienen complejo de durar toda la vida, las palabras se las lleva el viento y hasta el cigarrillo más largo se esfuma antes de que la cuenta atrás llegue a cero. Quiero mucho a Harry, pero odio esa costumbre que tiene la gente de apalabrar océanos cuando ni tan siquiera se ha formado un mísero charco, odio esa actitud que hace que tú mismo pienses más de lo que puedes dar, que intentes crearte una máscara que no llevas, que desvaríe tu sentido y que dejes a un lado tus valores.
- Exacto, eso es exactamente lo que me cabrea, que he cambiado mucho por él cuando él ni siquiera ha sido capaz de aguantar sus instintos de golfo.
- ¿Entonces no estás enfadada con él por que te haga puesto los cuernos sino porque no haya cumplido su promesa?
- No estoy enfadada con nadie, pero al mismo tiempo con el mundo en general. Estoy descontenta conmigo misma, me maldigo una y otra vez, y no estoy contenta con esta actitud que tengo, intentando ser lo que no soy, intentando aparentar que las cosas van bien, cuando hace meses que sé que la cosa no fluye, que no hay confianza, que se apaga la llama. 
- No digas eso, siempre podéis arreglarlo, la esperanza siempre es lo último que se pierde.
- ¿Pero de que te sirve? La esperanza es una jodida zorra que te lo quita todo, que hace que todo lo que tienes se esfume, todo lo que habías conseguido, y finalmente, se va y te quedas en bragas, con el culo al aire, sin nada a lo que aferrarte, solo unas lágrimas que piden estabilidad emocional, que no piden amores, sino que el sol pueda brillar por sí solo, sin que la luna ni nadie le ayude. 
- Él tiene energía suficiente para brillar más que ningún otro astro, se ha dejado arrastrar por la luna oscura y se ha refugiado en ella, es el momento de salir por el este él solo y dejar a los demás puntos cardinales alucinados con su fuerza y potencia. Él puede. Tú puedes. - Le miré y volví la vista hacia el Big Ben tan grande y majestuoso - Supongo que eso no es todo lo que te pasa.
- Supongo.
- ¿Qué te pasa entonces?
- Que le necesito.
- ¿Y qué pasa por eso? 
- Que yo nunca había necesitado ni nada ni nadie.

[Narra Harry]
No podía creer que ya no fuera a besar sus labios nunca más, que ya no fuera a acariciar su piel nunca más, que ya no fuera a ver su preciosa sonrisa o sus perfectos ojos nunca más. Y todo porque no solo fui tan gilipollas como para engañarla con la zorra de Cara, sino que además yo mismo le pedí que no nos viéramos nunca más ¿pero qué coño me pasaba, joder? A ver si iba a ser gilipollas de verdad.
Escuché cómo se cerraba la puerta de la entrada así que supuse que Lou había vuelto de ir a mi casa, bueno, a mi antigua casa a recoger mis cosas. Con suerte, quizás podría sacarle un poco de información de si había hablado con April.
Salí de mi habitación, en la que llevaba encerrado tres días, y fui al salón. Lou estaba entrando y saliendo para meter todas mis cajas así que me senté en el sofá para esperar a que terminara. La casa estaba vacía sin Delilah, se había ido a Nueva York el día después de que April y yo rompiéramos para hacer la campaña de Navidad de Victoria Secret's y Lou y yo echábamos mucho de menos sus tonterías, su risa y verla hacer el tonto por cualquier rincón de la casa.
- Podrías ayudarme eeh - dijo mientras metía la última caja.
- No tengo fuerzas - dije en un susurro.
- Eso no es excusa - se fue y a los cinco minutos volvió con la última - Yo llevo dos días sin Dels y no he creado una nube de depresión a mi lado - cerró la puerta y dejó las llaves el la mesa.
- No es lo mismo, tú no la has perdido para siempre y ella volverá dentro de cuatro días con fotos suyas en ropa interior súper sexy y lo disfrutaréis, lo disfrutaréis mucho.
- Vale, no vuelvas a hablar así de nosotros porque da asco, da mucho asco. Además, no debes lamentarte tanto.
- ¿Qué quieres decir?
- Te liaste con otra, Harry, no hay mucho más que decir.
- No lo hice queriendo.
- Claro que lo hiciste queriendo. Cara es modelo de Victoria Secret's y tiene tu edad, si fuera tú yo me la hubiera tirado también. La diferencia es que yo lo hubiera hecho si no tuviera novia.
- No hace falta que me digas que soy un cabrón, ya lo he asumido.
- Lo peor es que lo has hecho sabiendo que ibas a cargarte la relación, sabiendo que lo ibas a arruinar todo.
- ¿Cómo está April?
- No lo sé, bien desde luego que no - dijo seco.
- Qué raro que no haya hablado contigo del tema.
- ¿Qué insinúas?
- Que no sería la primera vez que os reunís para contaros cómo os van las cosas o quejaros de mí. No soy imbécil, Louis.
- No nos quejamos de ti.
- Pero lo hacéis, os reunís para cotillear.
- Porque somos mejores amigos.
- Me da igual. Es mi novia, aléjate de ella.
- Ya no es tu novia y no me hables así, te estás pasando.
- Me cabreas, no entiendes nada, no sabes el daño que le estás haciendo.
- ¿Que yo no sé nada? - me miró y rió sarcásticamente - ¡El que no sabe una maldita mierda aquí eres tú, Harry! - gritó. Quizás había llevado todo a lo extremo, pero ya era demasiado tarde como para echarse atrás. - ¿Sabes cuántas veces ha llorado April en mi hombro por ti? ¿Eh? ¿Tienes una maldita idea de la cantidad de veces que me ha dicho "ya no puedo más, Lou, no puedo"? ¿Y sabes qué le decía yo, pedazo de egoísta egocéntrico arruina-relaciones? "No seas así, dale otra oportunidad. Él te quiere y tú también le quieres a él." Eso le decía. ¡Así que si habéis durado tanto, ha sido gracias a mí! Pero aun así, el que le hace daño soy yo ¿no? ¿Por qué no hablamos de que la razón por la que te ha dejado ha sido porque has tenido un desliz con otra?
- Ella me perdonará por eso.
- No lo creo. Y si lo hace, no lo olvidará.
- ¿Acaso crees que me tendrá rencor por eso?
- Yo te lo tendría.
- Pero tú eres imbécil y ella no, ella me quiere ¿por qué no lo entiendes?
- ¿Por qué no eres capaz de aceptar que la has cagado y que te ha dejado?
- Estás loco.
- ¡¿Pero te estás oyendo?! - gritó - ¡No te reconozco, Harry! ¡Te lo digo de verdad, tío! - Me quedé callado para calmarme e intentar entender qué estaba pasando - Harry... - dijo acercándose a mí con un tono más calmado. Entonces lo vi claro.
- Me ha dejado, Lou - rompí a llorar - April me ha dejado.
- Tranquilo, Harry - puso su mano en mi hombro - Ya verás como no es definitivo.
- Sí que lo es, tío, la he perdido. La he perdido para siempre.
- ¿Por qué no intentas recuperarla?
- ¿Cómo?

[Narra April]
Era 24 de diciembre. Louis se había ido a Doncaster con Delilah para pasar su cumpleaños y las fiestas con su familia, Niall estaba en Irlanda, Zayn con Perrie en Bradford, Liam con Danielle en Wolverhampton y de Harry no sabía nada desde hacía dos semanas así que mis hermanos y yo habíamos pasado la Nochebuena juntos. 
- April, ¿estás segura de que Papá Noel sabrá nuestra nueva dirección?
- Tal y como te he dicho las anteriores veces que me lo has preguntado, sí.
- ¿Y me traerá algo que no he puesto en mi carta?
- ¿Por qué estás tan pesadito con eso? - preguntó Lindsay aborrecida - ¿Qué has pedido?
- Había pedido muchas cosas, pero ahora solo quiero una.
- ¿El qué?
- Que vuelva Harry - Lindsay y yo nos miramos - ¿Crees que Papá Noel podrá traer a Harry?
- No creo. - respondió mi hermana.

Al día siguiente, mientras que mis hermanos abrían los regalos que los chicos me habían dado de su parte para que yo los pusiera bajo el árbol, alguien llamó a la puerta. Ellos ni se inmutaron así que fui yo a abrir, pero fuera no había nadie, solo había un sobre pillado con una caja. Cogí las cosas y me metí en el recibidor para que mis hermanos no me vieran. Abrí la caja y no pude evitar sonreír. Dentro había el DVD del musical Grease y todas las fotos que Harry tenía de nosotros. Esperaba que no hubiera sido tan tonto como para dármelas sin quedarse una copia porque quería que me olvidara, pero que no olvidara lo que habíamos vivido. Me senté en las escaleras que daban acceso a la casa y abrí el sobre, dentro había una carta:
"Querida April,
No puedo dormir en mi propia cama. Es la que tengo desde que Lou y yo nos mudamos pero ahora parece un poco más grande y vacía. Nuestra canción está sonando ahora mismo en la radio, pero no suena igual, es un poco más triste. 
Louis y Delilah están hablando de ti ahora mismo. Sí, los escucho desde aquí, escucho todo lo que pasa en el salón porque, como tú bien sabes, estas paredes son como de papel. Cuando ellos o los chicos hablan de ti me deprimo más todavía, si es que es posible, y me corazón se rompe un poco más cuando oigo tu nombre.
Ahora sé que debí haberte comprado flores y coger tu mano, debí darte todo mi tiempo cuando tuve la oportunidad, debí llevarte a todos los karaokes porque todo lo que quería hacer era cantar.
Mi orgullo, mi ego, mis necesidades y mi egoísmo han hecho que una buena y fuerte mujer como tú se fuera de mi vida. Y ahora nunca podré arreglar el desastre que hice. Y eso duele cada segundo que pasa. Pero aunque duela, seré el primero en reconocer que estaba equivocado. Sé que probablemente es demasiado tarde para pedir disculpas por mis errores, pero solo quiero que sepas que espero que algún día encuentres a un hombre que te compre flores, que coja tu mano, que te dé todo su tiempo cuando pueda y que te lleve a todos los karaokes porque recuerdo lo mucho que te gustaba cantar. Espero que ese tío haga todas las cosas que yo debí haber hecho cuando era tu enano."
Esa carta no tenía sentido alguno, pero lo que logró transmitirme era lo mal que se encontraba, la ayuda que necesitaba y lo arrepentido que estaba.
Hice una bola con la carta y la tiré a la basura nada más que entré en casa, sonreí como si nada y volví a reunirme con mis hermanos al pie del árbol de Navidad.

[Narra Harry]
Me quité el beanie mientras salía de la tienda. No estaba prestando atención a dónde estaba andando y choqué contra alguien provocando que se cayeran las cosas que tenía en sus manos.
- Mierda, lo siento - dijo ella agachándose para recoger sus cosas. Sabía que rompimos hacía un mes y tres días, pero ¿tan fácil era olvidarse de mí? Cogí su móvil y se lo di de vuelta no sin antes darme cuenta de que su fondo de pantalla era todavía una foto de mí recién levantado y cocinando algo, según lo recuerdo, eran tortitas. Ella cogió el móvil y vio los tatuajes de mi muñeca, finalmente levantó su mirada y la vi por primera vez en mucho tiempo. Estaba preciosa, más aún que cuando la vi por primera vez y eso que ahora iba en pijama y con un beanie y cuando la conocí llevaba un vestido de infarto. Cuando nos miramos no sentí la chispa que había sentido durante todos y cada uno de los días que habíamos pasado juntos y automáticamente me sentí culpable. - Oh, Harry - murmuró después de mirarme de arriba a abajo - ¿qué te has hecho? - me aclaré la garganta e hice el amago de cogerle las manos, pero caí en que ya no estábamos juntos y las metí en mis bolsillos.
- Llevo un mes y tres días encontrándome mal, mi voz se ha ido y mi cuerpo está simplemente cansado. - Me miraba confusa, seguro que le extrañaba el hecho de que mi voz fuera más grave. Sí, yo también me la notaba más grave, pero esta vez no era por la pubertad ni nada de eso, no, era por el alcohol, que me dejaba la voz ronca. - Pareces triste.
- Sí, bueno.
- Te echo tan jodidamente de menos... - dije antes de que pudiera pararme, antes de que pudiera pensar que podría arruinar todo aún más. - Echo de menos eso de coger un plátano para picar y ver que has dejado un post-it en el que pone "te quiero", echo de menos verte ordenando mis camisetas con escote de pico por colores y echo de menos todos y cada uno de los pequeños detalles que hacían que nuestra relación fuera enorme. - suspiré y la miré - Quiero volver contigo. No importa lo que ha pasado, solo importamos nosotros - sonrió. Dios, cómo añoraba esa sonrisa.
- ¿Qué te parece lo de Jay y Dan? - cambió de tema así que supuse que le incomodaba lo que le había dicho.
- Genial, me parece genial - hubo un gran silencio - supongo que irás ¿no?
- Claro.
- Pues entonces nos veremos el 14 de febrero.
- Sí - fuimos a darnos dos besos pero nos giramos al mismo lado así que reímos incómodos y nos separamos. - Y que conste, Harry, que todavía no me he olvidado de ti. Pero eso no significa que quiera volver contigo, eso es un error que no me permitiré cometer.
- Me conformo con que todavía sientas algo por mí.

[Narra April]
- Me conformo con que todavía sientas algo por mí - sonrió mostrando sus hoyuelos y se fue. 
Era el capullo más grande que me había echado a la cara, pero también era el chico del que estuve, estaba y estaría enamorada siempre. 
No voy a mentir, me alegró muchísimo encontrármelo en un sitio tan corriente después de estar tanto tiempo sin verlo. La voz la tenía mucho más grave y ya no tenía apenas acné, estaba guapísimo y seguía provocando el mismo efecto que provocaba en mí desde el momento en el que lo conocí. Pero me alegró muchísimo más saber que seguía sintiendo algo por mí, de algún modo me hacía pensar que si no conseguía olvidarme de él, podríamos volver juntos. Aunque me parecía estúpido eso de querernos mutuamente y no hacer nada, pero bueno, yo tenía mis principios y eso era algo que no iba a dejar a un lado ni por él ni por nadie. 
Quizás Papá Noel sí que pudiera traer a alguien por Navidad y, aunque hubiera llegado unas semanas más tardes y solo lo hubiera tenido durante unos minutos, fue mi regalo favorito.